Cuando el cuerpo se calienta, el metabolismo aumenta. Esto a su vez aumenta la circulación sanguínea, especialmente en áreas del cuerpo donde la circulación sanguínea no es tan buena. Esto tiene beneficios para la piel, los tejidos conectivos y los músculos, aflojándolos y relajándolos. El dolor muscular se reduce y la curación puede acelerarse. También aumenta la actividad renal y se refuerza el sistema inmunológico.
El aumento de la temperatura corporal en tan sólo un grado aumenta el metabolismo en un 7%. Esta es también la razón por la cual la terapia de calor no debe ser excesiva. Si el metabolismo continúa aumentando, esto puede llegar a ser demasiado agotador para la circulación.
El aumento de calor crea una especie de "fiebre artificial" en el cuerpo, que activa las defensas del sistema inmunológico y promueve la curación. Sin embargo, el tratamiento debe llevarse a cabo de forma correcta y controlada para garantizar que el efecto siga siendo positivo.
Cuando el cuerpo está bien calentado, es mucho más fácil moverse y hacer deporte. Por lo tanto, la terapia termal también está directamente relacionada con la fisioterapia. Los baños termales calientes también son muy recomendables porque la presión del agua y la reducción de la gravedad tienen un efecto positivo en el cuerpo.