Aguas termales
Efectos positivos de las aguas termales en Europa y en todo el mundo
Por definición, una fuente termal es un manantial del que emerge agua subterránea que está a más de 20°C. Como el agua puede provenir de una profundidad de varios miles de metros, no sólo suele ser cálida, sino que también contiene muchos minerales, a los que se atribuye un efecto positivo en el organismo. Por esta razón, las aguas termales también deben ser entendidas como una subcategoría de las aguas mineromedicinales.
El agua termal que sale a la superficie en un manantial termal se utiliza finalmente en diversos tipos de tratamientos termales (también conocidos con el nombre de hidrología médica). Esto incluye, por ejemplo, darse un baño con agua termal, hacer inhalaciones o beber agua termal.
Descubra aquí cómo se crean las aguas termales, qué propiedades contienen, qué manantiales termales en Europa merecen la pena visitar y qué enfermedades pueden ser tratadas allí.
Origen de las aguas termales
Si hablamos del origen de las aguas termales, para empezar hay que tener en cuenta cuáles son las tres características que se deben cumplir para que se formen:
- Hay una importante fuente de agua subterránea.
 - Hay una grieta en la corteza terrestre.
 - Hay una zona de mayor actividad volcánica o corrientes profundas.
 
La combinación de estas 3 características eventualmente lleva a que el agua caliente con minerales llegue a la superficie de la tierra. Por supuesto, la temperatura del agua puede variar mucho. Como lugar destacado en Europa, tenemos al municipio austriaco de Bad Blumau.
Allí se han encontrado aguas termales de 107 °C. Pero también son muy conocidos los balnearios de Aquisgrán y Karlovy Vary con una temperatura del agua de más de 70 °C.