Nuestro cuerpo se expone cada día a determinadas sustancias nocivas. Se distinguen dos tipos diferentes.
Por un lado, están las toxinas externas que absorbemos a través de los alimentos o el medio ambiente. Medicamentos, moho en el hogar o productos químicos en la ropa son sólo algunos ejemplos. Asimismo, también se incluyen grasas o azúcares.
Por otro lado, están las toxinas internas que se conocen como productos de desecho. Son productos de desecho del propio organismo. Entre ellas se encuentran el ácido úrico, ciertas bacterias o el colesterol.
Normalmente, el organismo es capaz de "deshacerse" por sí mismo de todas estas sustancias nocivas. No obstante, este proceso también es posible llevarlo a cabo con ayuda de diferentes métodos.
Por lo tanto, el detox no es absolutamente necesario desde un punto de vista médico, pero puede tener efectos positivos en el propio organismo.